sábado, 23 de julio de 2016

Barbacoa en Zurich

Vuelta al trabajo, vuelta a Zurich y vuelta al maquillaje para disimular los restos de hematomas que aún me quedan. Ha sido una semana muy intensa, de esas para recordar. Tuvimos barbacoa de empresa y, aunque yo recelo de todos los eventos corporativos en masa, tuvo su gracia ver como te hacen las hamburguesas y salchichas a la parrilla en la puerta de la empresa. 

En realidad, la barbacoa ha sido lo de menos. Lo verdaderamente memorable de estos días han sido las conversaciones con Andrés, al que ya presenté en otra ocasión. Hemos tenido buena química profesional y personal desde el principio y  esta semana hemos tenido el punto culminante en un proceso de confianza creciente. Él estaba muy bajo, debido a una crisis con su proyecto de novio en Viena y yo acabé actuando de consultor sentimental-emocional. Compartió muchas intimidades conmigo y yo me sentí agradecido, y a veces desbordado, por esa confianza extrema. Soy su jefe y su amigo íntimo y aunque los dos diferenciamos bien los dos planos me pregunto a dónde nos lleva todo esto. En el mejor de los casos creo que he encontrado un amigo para toda la vida aunque la experiencia me dice que también esos son efímeros.